martes, 16 de octubre de 2018

Los muertos

El nacionalismo es el rey Midas de la podredumbre: corrompe cuanto toca. Corrompe Savall la música de Bach cuando, encarando al público francés en la pérfida España no se atreve, la utiliza para deslizar viscosa propaganda entre los intersticios de las propinas; corrompe Carreras, ex José, cuando echa en falta el catalán en el funeral de Montserrat Caballé; y corrompe Torra, en fin, valga la redundancia, cuando lanza un tuit, caliente aún la diva, para empequeñecerla poniéndola al nivel de la ratafía.

«Catalana universal», glorioso oxímoron en boca de gentes con tan estrecha idea de lo local. El nacionalismo, ya se sabe, siempre quiere ser el muerto en el entierro incluso cuando los muertos les vienen grandes a sus miserias, excepción hecha del sepelio propio, ese largo golpear de la tierra sobre la caja que sólo oímos, desde hace un año, los que estamos fuera. Y no deja de ser una lástima que la Caballé no haya podido encarnar una última vez a Caterina Cornaro para cantarle a la comitiva fúnebre de cadáveres sordos aquello de «...fur protette le giuste bandiere, furon vinti i codardi oppressori».

Gaetano Donizetti
«Non più affani» de "Caterina Cornaro".